Mis pequeñas vacaciones de Semana Santa han concluido, y ya me encuentro de vuelta en mi casa satisfecho con la sensación de haber sabido aprovechar estas fiestas de la mejor manera posible.
Muchas horas de viaje, dolor de cuello por intentar dormir en el autobus, y problemas con la venta de billetes por culpa de la empresa ALSA no han impedido que hayamos podido disfrutar como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Regresé a casa, a la miña terra galega, y aunque ahora esté un poco triste por el hecho de volver a la rutina de siempre, todo ha merecido la pena.
Como cada año, se celebró la fiesta de la reconquista de Vigo. Mercado tradicional, comida y música celta amenizaban un casco vello con más gente de lo habitual. Personalmente, en lo que respecta al mercado, no encontré apenas diferencia con otros mercados medievales como el de Ávila. Este último suele gustarme más en cuanto a puestos, pero allí la comida era mejor, y aunque no encontramos apenas puestos de comida vegetariana, nos topamos con unos bollus preñaus que alimentaban con tan solo olerlos. Lo que sí era mejor que en otros mercados, era la música que amenizaba las calles del centro. Raro era el rincón donde no encontrabas un grupo de gaiteros alegrando a todos los viandantes con su música tradicional. Incluso pudimos disfrutar de gaiteros que tocaban canciones más conocidas y menos tradicionales como "A Carolina" o "El tractor amarillo".
El tiempo quiso acompañarnos durante todo nuestro viaje, y aunque la lluvia apareció en más de una ocasión, hacía el tiempo perfecto para pasear por las calles de una ciudad que trepa. Dejando a un lado la fiesta de la reconquista, caminamos por O Castro, por Castrelos, por el Calvario, la Calle Principe... así como todos los rincones más recónditos de la ciudad. Incluso tuvimos la oportunidad de dar un largo paseo por la playa de Samil.
Durante estos días, además, varios grupos de música actuaban en la ciudad. Tras vernos obligados a elegir, nos encaminamos hacía la puerta del sol, donde descansa la horrible estatua del Sireno, para ver al grupo "Quempallou". La organización no era muy buena, ya que habían cometido varios errores en el programa de fiestas y eran muchos los que no llegaron a tiempo para ver al grupo. Como no podía ser de otra manera, "Quempallou" ofreció un concierto con un repertorio muy centrado en la reconquista de Vigo, y aunque a muchos les pareció un gran concierto, a mi personalmente me defraudó un poco, ya que las canciones más bailables se las dejaron en el tintero, y ver un concierto de música celta apoyado en una pared no es ver un concierto de música celta. De camino a la pensión, íbamos comentando la noche, esperando que al día siguiente, cuando le tocaba el turno al grupo "Pes de Lan", nuestros cuerpos pudieran bailar bajo el hechizo de la luna llena. Lamentablemente, y debido una vez más a un error en el programa, esta vez fuimos nosotros los que llegamos tarde al lugar donde se celebraba dicho concierto. Leyendo por internet, he podido descubrir que tampoco se anunció a "Ce e a Orquesta Pantasma", un divertido músico al que muchos se quedaron con ganas de conocer.
Aún así, como ya he dicho, las vacaciones no han podido estar mejor, y aunque quede raro oírmelo decir a mí, esta vez la música, ha sido lo menos importante.
Hasta la próxima.
3 comentarios:
Me alegro mucho de que lo hayas pasado bien a pesar de algunos inconvenientes que has sabido superar muy bien.
A pesar de estar en casa, siempre se puede disfrutar.
Un saludo!
Al menos se intenta, E. Vion.
Un saludo amigo.
Ais!! Con muchas ganas de volver a viajar contigo. Que tiemble Zaragoza!!!!
Sinhue
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