domingo, 16 de agosto de 2009

Summer of ´09 (1ª parte)

Después de una semana en tierras gallegas, vuelvo de nuevo a la monotonía de esta ciudad. Ha sido una semana intensa, he estado en el mar, en la montaña, he bebido ribeiro y caipirinhas, he caminado de un sitio a otro de la ciudad y he dormido como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Pero además de todo eso, he podido disfrutar de una semana en la que la música no ha abandonado la ciudad ni por un momento. El festival "Vigofolk" ha reunido cada noche en la plaza de compostela a grandes músicos de Galicia y de Portugal, además de conseguir reunir para la ocasión al mítico grupo "Fuxan os Ventos", del cual realizaré una crónica completa proximamente.
Pero hoy, os hablaré del plato fuerte de las fiestas de Vigo, el concierto del cantante canadiense "Leonard Cohen", que inundó de poesía el parque de Castrelos el pasado Jueves.

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A las 22:00 horas, muy puntualmente, Castrelos se puso en pie para recibir al poeta, cantante, novelista y multi-instrumentista Leonard Cohen, que con su ya clásico sombrero negro y su traje de etiqueta interpretó una preciosa "Dance Me to the End of Love" acompañado por Sharon Robinson, una de las letristas del grupo, y las hermanas Charley y Hattie Webb. Cohen continuó su actuación con temas como "The Future", "Ain't No Cure" o "Bird on the Wire", entre otras, a las que siguió el que para mí fue uno de los mejores momentos del concierto, "In My Secret Life", la cual me hizo recordar esos tiempos que siempre fueron mejores...
La nostalgia de esos días se olvidó según continuaba el concierto. Las gradas se ponían en pie cada vez que terminaba una canción, mostrando así su respeto hacía el cantante, el cual respondía a este gesto saludando con su sombrero y sonriendo.
Demostrando a todo el mundo que sus 75 años no le pesan en absoluto, Cohen continuó bailando, dando saltos de un lado a otro y agachándose con la agilidad de un joven de 20. Además, nos enseño sus habilidades con una gran cantidad de instrumentos, como la guitarra, el órgano o el banjo.
Entre los músicos que acompañaban a Leonard, se encontraba el catalán Javier Mas, que puso su acento ibérico a los temas que iban interpretando, como "Chelsea Hotel" o "Tower of song", tras la cual se despidieron para descansar durante 15 minutos antes de volver al escenario para regalarnos uno de esos momentos mágicos que todos estábamos esperando, el éxito "Hallelujah", que fue coreado por las más de 30.000 personas que allí nos encontrábamos.
Fueron más de tres horas de concierto en el que Leonard Cohen, pese a su estilo tranquilo, logró levantar a un publico entregado en varios de sus temas, en los que había incluido claras influencias celtas.
Entre las canciones más aplaudidas, se encontraron "Suzanne" y "Take this Waltz", canción basada en el poema "Pequeño Vals Vienes" de Federico García Lorca.
En resumen, fue un concierto memorable en un marco incomparable, rodeado de arboles y con un sonido bastante logrado. Una experiencia que tardará mucho en repetirse, y que sin duda, ha merecido la pena.
Como anecdota, decir que a toda la gente que esperaba sentada en las gradas desde primera hora de la tarde, Leonard Cohen nos hizo un esplendido regalo, ya que sobre las 19:00 horas salió al escenario para realizar una prueba de sonido en la que interpretó varios de los temas que cantaría en el concierto. En esa prueba sus músicos iban en vaqueros, chandal, etc..., pero Cohen ya lucía su traje y ese sombrero que no paró de quitarse para saludar a todos los que esperabamos con ansia el concierto.
Ahora, solo queda esperar que Leonard cumpla con su palabra, y, tal y como dijo al despedirse tras finalizar el concierto, volvamos a verle pronto.

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